Friday, October 27, 2006

las crónicas del ridi. jodó...rowsky

hola amiguitos del ridi. os tengo abandonados desde hace tiempo, pero es que los peores augurios se han cumplido y estoy muy cerca de volverme una persona mayor, con todo lo malo que ello conlleva.

Pero antes de empezar a llorar más que la ganadora de “Supermodelo 2006” ( yo apuesto por la que le han cortado el pelo a lo chico. Se lo merece después de sufrir tanto por un estilismo equivocado), os voy a contar una de mis últimas aventuras.

Zaragoza. Puente del Pilar. Octubre 2006.

Desde hace años cumplo ese rito ancestral que todo zaragozano con dieciseis apellidos zaragozanos lleva a cabo durante las concurridas Fiestas en honor de nuestra sagrada Virgen: pirarme.

Zaragoza es un lugar maravilloso que durante siete días al año es tomado por miles de grupos de peruanos que tocan “El cóndor pasa” en Independencia, gente de color que vende artículos de primera necesidad (collares fluorescentes, gafas de sol de plástico o sustancias que, contra lo que pueda parecer, nunca encontrarías en una droguería), adolescentes que aunque se reúnen en conciertos, sólo escuchan a sus hormonas o buena gente de los pueblos de alrededor que bajan “a ver la animación” y la acaban viendo en el Madrazo, el Papyro u otros locales llenos de chicas del más alto standing. En no pocas ocasiones también viene la propia familia, empeñada en llevar a cabo actividades de alto riesgo.

A saber:

- ver la Ofrenda de Flores desde la calle Alfonso y a las once y media de la mañana
- pedir el agua (y recibirla a puertagayola) volviendo del Pregón
- ir a las Ferias el día doce de octubre a las seis de la tarde
- aprovechar la tarde del día del Pilar para ver la Feria de Muestras, que siempre exponen algo interesante
- ir a los toros el día grande comprando las entradas en reventa
- ir a tomar vermut al Tubo después de la Ofrenda
- bajar de copas al Casco, aprovechando que es el día grande
- ir al concierto de El Canto del Loco, Bunbury , Sabina o quienquiera que sea el que toque este año en el Paseo Independencia (lamento no poder afinar más, el concierto lo paga el Ayuntamiento y todos los años se traen al más caro que haiga)
- aparcar por el Mercado Central para darse una vuelta por la orillica del Ebro
- ir a comer el sábado de las fiestas al Fuelle

Además, y aprovechando la afluencia de público, el honrado tabernero aragonés aprovecha para ofrecer al público sus últimas novedades en guiski de garrafón y chateau peleón.

Total, que a mí me parece muy bien que la gente juegue a Jackass, siempre y cuando no sea con mis cojones.

Sin embargo, este año tuve que pasar una noche en mi sagrada ciudad donde, como era de rigor, cumplí con dos de las actividades lúdicas en honor de la Pilarica que sólo aquellos que hemos vivido más de veinticinco años allí sabemos apreciar como se merece: pasmarme de frío y pagar treinta euros por tres vinos, dos anillas de calamares a la romana, un trozo de carne de un pincho moruno, dos rebanadas de pan con fuá por encima y un trozo tarta. Para hacerse un lavado de estómago después, vamos.

Ya que estaba, aproveché y pillé un virus que durante los tres días siguientes me permitiría disfrutar de un puente con vistas a la puerta del cuarto de baño. O sea, que llegué a Aínsa loco por hacer mountain bike, trekking, kayaking o hiking, pero sólo practiqué el kaking.

Eso sí, me sentía como Bruce Lee en el anuncio de BMW: agua. Vamos, que le oía decir eso de: “you pour water into a bottle...” y antes de que hubieras podido verter agua into a teapot, yo ya había empezado una loca carrera contra el tiempo y la vergüenza pasillo arriba. He de decir que la mayoria de las veces gané a mi propio cuerpo. Otras, descubrí que los pasillos de antes eran demasiado largos y mi esfínter poco hermético. Pensé en ponerme velcro.

Una vez oí que el ser humano está compuesto por un setenta por ciento de agua. Bueno , pues mi cuerpo, después de tres días sentado en un váter en Aínsa, estoy seguro de que no lo cumple. Doy un veinte y vas que te matas. Donaré mi cuerpo a la ciencia.

El caso es que después de tan exquisito puente, era necesario volver a ganarse la vida a Madrid, así que el domingo emprendí la vuelta. Afortunadamente, una ingestión masiva de arroz blanco, salvacolina, limón exprimido y fortasec en cantidades industriales durante tres días, conseguí pasar más de media hora sin esprintar.

Zaragoza. Catorce de octubre. 18:45. Estación de autobuses.

Chavales, el secreto mejor guardado. El mejor sitio para pillar este otoño era la estación de Paseo María Agustín a las siete de la tarde del domingo y nosotros sin enterarnos. Era como una macro Love Parade. Todos nos estábamos dando el lote con alguien. Casi no cabían ni los autobuses en aquella orgía.

Los conductores consiguen que se imponga el sentido común y la decencia y nos montan a todos en los buses. Salimos.

Pasamos Calatayud. Ya casi todo el mundo ha llamado al/a la churri que ha dejado en tierra. Insufrible ser consciente de todo el amor que me rodea y la falta de pudor que le acompaña.

“¿Por qué nos paramos?”

Un atasco de hora y pico entre Terrer y Arcos de Jalón. Resulta que habían hecho obras de reparación en la autovía y no habían caído en que convenía acabar antes del Puente. Pasamos el Espolón con hora y media de retraso y contra todo pronóstico, el autobusero decide parar veinticinco minutos no se sabe muy bien a qué (el bus tiene toda el agua que quieras y un cuarto de baño).

Desesperao y devorao por la certidumbre de que a Madrid no llega antes de la una ni Fernando Alonso, me voy a comprar algo para leer.

Juro que quedaba un ABC (inmediatamente rechacé la idea de comprarlo: he oído nosédónde que es un “diario inane” y mi padre siempre me ha dicho que no coja cosas que no sé lo que son) y dos revistas: Mente Sana y Mente Sana edición viaje (La revista de psicología positiva. Editor: Jorge Bucay. Grupo editorial RBA. 1 €. En quioscos y gasolineras de España). Como empiezo a pensar en conducir yo el autobús me compro el Mente Sana edición viaje.

Allí me encuentro la siguiente joya. Un artículo de Alejandro Jodorowsky titulado “Miedo a los exámenes”, donde este experto en psicomagia (yo había leído cómics de este pollo, pero JAMÁS nada tan rallado como esto), ante la siguiente consulta suelta la contestación que le sigue. El texto que sigue es cierto. Insisto. No me lo he inventado ni lo he exagerado, pero sí lo he acotado (en cursiva), en la certeza de que no lo mejoro como texto de humor. En casa guardo la revista como lo que será el día de mañana: un incunable.

Consulta:”En la vida estudio medicina o al menos lo intento. No es que no me guste lo que hago...el problema es que me parece saber lo que tengo que saber, pero en el momento en que me siente frente al profesor para dar el examen, me bloqueo completamente. No logro pronunciar una palabra. Obviamente, mi carrera es un desastre y esto me da rabia...”

Contestación:”Comprendo muy bien por qué Clara, al enfrentarse a su fálico profesor, se bloquea. Por ser mujer, condenada a tonta, a sirvienta de restaurante, a prostituta doméstica, se desvaloriza. Le ha sido inculcado el desprecio hacia sí misma como mujer. (A mí ya me da que éste conocía a la familia de antes)

Estos fueron mis consejos de psicomagia para Clara:

Comienza desde ahora a darte el aprecio que te mereces por ser hembra: toma una tela de pintor y pinta en ella tu autorretrato utilizando tu sangre menstrual. Descubre el poder creador, purificador, ciclo cósmico de tus reglas. Si una vez por mes el hombre tuvierala oportunida de purificarse así, cesaría de crear guerras. Hazlo con tus dedos. Para los detalles delicados puedes usar un pincel. Terminado el retrato, fíjalo con un barniz, ponle un marco de plata (color lunar) y cuélgalo en tu casa en un sitio donde todos los que la visitan lo vean. (Yo aquí empecé a sospechar que había mezclado demasiada salvacolina con fortasec, pero no, lo había leído de verdad. Por otra parte, si la chavala no puede aprenderse ni la alineación de los teletubbies, lo más normal es que pueda tomar sobre la marcha un curso CCC de autorretratos. Le sale un Rembrandt fijo).

El día de tus exámenes, para no sentirte acomplejada porque te tratan como a un hombre castrado, sin falo, y exaltar tu maravilloso sexo, en una bolsita de gasa mete siete monedas de oro e introdúcetelas en la vagina. Ese secreto tesoro que portarás en tu intimidad te dará la sensación de poder que te falta. (Yo aquí ya no puedo más. No puedo dejar de imaginarme al profesor castrante intentando examinar a la colega que lleva todo el oro de Mordor en el tesorito [nunca mejor dicho] y preguntándole al ayudante: “¿No has oído un tintineo?”)
Para sentirte dominadora, propietaria del suelo donde pisas, y con energía corporal, el día del examen píntate la planta de los pies con tinta roja y usa ropa interior del mismo color rojo. (Otra gilipollez. Querida Clara, no hagas caso. Aprovecha el producto con el que has pintado tu autorretrato y ya de paso, báñate toda entera en sangre menstrual. Si te presentas en el examen así, verás cómo tu profesor te lo obsequia con un infarto en directo. Así comprobaremos si sabes medicina o vas de farol. Si te sigue sobrando sangre, compra un poco de arroz y haz morcillas. Yum!).

Si a pesar de todo esto, de pronto frente al impresionante macho profesor, padre severo y despreciativo, te embarga una nerviosidad (¿¿¿¿????? será argentino) paralizante, lleva en un bolsillo un par de tijeras y una salchicha (símbolo del pene del maestro). Apenas sientas que tu fuerza amenaza con debilitarse, mete la mano en el bolsillo y de un tijeretazo corta la salchicha. Tu inconsciente comprenderá que ha castrado el profesor. (Pero ojo, amiga Clara, que si no tienes cuidado, te habrás hecho un agujerito extra para hacer pis. Personalmente te recomiendo que, de todas formas y aunque no te embargue una fuerza paralizante, si ves que te preguntan precisamente lo que no te has estudiado, agarres la salchicha con fuerza, la cortes y hagas lo propio con un cantero de pan. Si llevas una bota de vino e invitas al profe, es muy difícil que el aprobado se te escape.)

Bueno amiguitos, como podeis imaginar yo me lo pasé muy bien leyendo esto, pero me imagino que eso no fue nada en comparación con cómo se lo debe pasar Jodorowsky pensando en la cara de los imbéciles que le compran sus libros. Por si acaso, pago cualquier precio por una fotocopia del título de licenciatura de Clara.

Ah, y por supuesto, me he suscrito a “Mente Sana”. Este tío es un crack.

Besos y abrazos. Se os quiere.