Tuesday, May 17, 2005

las cronicas del ridi. aquest any si, aquesta nit tampoc

Buenas chavales.

Esto va de mal en peor. Se han confirmado mis peores temores. Estos hijos de puta del master no se han conformado con hacernos venir durante el curso a escuchar las clases en inglés y sin subtítulos (que ya hace falta tener un cuajo importante) sino que, no contentos con eso, ahora quieren que nos examinemos!! Pero serán cabrones!!! Acaso no hemos pagado religiosamente el precio de la matrícula (je je, no deja de tener gracia que yo diga esto)?????!!!!! Esto me pasa por venir a países que ni son católicos ni nada. Estas cosas con Franco no pasaban. El próximo master lo hago en el Vaticano.

Total, que en esto se pasan fases como en las borracheras. Después de los primeros minutos de incredulidad y cachondeo con los colegas (el equivalente al “que no coño, que voy perfectamente...oyetúponmeotracopa” es el “no hombre, no, esto tiene que ser para los que están haciendo la carrera aquí...pobres capullos, jo jo...”), se pasa a la reacción normal en un tío que va a cumplir 32 años y que ha hecho la mili en Melilla: el pánico. “Hostiaputamecaguenelcoponperodequexamenmestanhablando???” [en castellano en el original].

Asín que nada. Llega el momento de la verdad, el momento de coger el fusil. El momento de ponerse las gafas. De aparcar al baturro lover (el latin lover es otra cosa y a juzgar por los resultados, vende mas que el baturro lover, pero a estas alturas de la peli no vamos a cambiar. No sé como se hace eso) y sacar al gafotas del que se reían en clase pero que sacaba muy buenas notas.

Para lo que sigue haría falta ser David para encontrarle alguna gracia. Me meto en mi casa y no salgo mas que a comprar el pan. Un coñazo de vida, vamos. El aislamiento. La mierda. El “para qué coño me habré venido a Londres, con lo bien que se está en Madrid”.

Al cabo de unas semanas los efectos son devastadores. Un día me despierto y creo que los últimos cinco años de mi vida no han existido y todavía estoy estudiando oposiciones. Y que voy igual de bien preparado que entonces (dos intentos, dos nulos).

Así que decido hacer algo al respecto. Tengo que ponerle sal a mi vida. Alegría pa´ mi cuerpo, Macarena. Me voy a una conferencia de “market abuse” (tranquilos equipo, que esto es más fácil que el friflout. Esto os lo explico en dos patadas y tres cubatas). Como os imaginareis, la conferencia, un descojono. Al salir mi estado de ánimo es super optimista. Me apetece mogollón cortarme las venas a bocaos y dejar de sufrir. Encima se me viene un compi del master de Camerún a contarme que ha decidido que en cuanto acabe el master se hace cura. Y jesuíta, ná menos. Bien mirado, las cosas van mejorando. Como ya voy teniendo una edad y el convencimiento de que para lidiar con mis pecados allá arriba el día de mañana hará falta un profesional, le digo que se venga a comer a casa un día de estos que le haré un salmorejo. Qué le voy a decir?

Pero afortunadamente, siempre nos queda el Sebas (vide supra “las crónicas del ridi. de barbequiu”). El único hombre que tiene toda la Liga española en la cabeza (es capaz de decirte quién marcó el segundo gol del Barça en el Heliodoro Rodríguez López en la temporada 1992-1993. Y cómo se llamaba la madre que parió al cuarto árbitro) se pone en contacto conmigo para decirme que el sábado el Barça se juega (nos jugamos) la Liga. Tenemos que verlo juntos, sufrir juntos, disfrutar como una piña de esa experiencia.

Resulta que sí...que soy del Barça. Ya lo siento, ya. Como el pecho bajo y las piernas arqueadas, regalito de papá.

Y yo, que estoy en un estado de ánimo que me apunto hasta a ver pastar vacas en el campo, siempre y cuando no sea solo, suelto el consabido “m´apunto”.

Dia D, hora H. Los presentes: Dereck, Sebas, los padres de Sebas (majísimos) y servidora. Todos armados con las correspondientes pintas de cerveza y ese masoquismo innato en todo hincha del Barça que sólo nos hace inferiores a los del Atleti. Tres pintas después y como era de esperar, a pesar de que el partido es una basura, ganamos la Liga. Sólo conseguimos empatar con el Levante (yo ni sabía que jugaran en Primera) pero nuestra alegría es desbordante. Nos abrazamos, cantamos, gritamos, brincamos, ondeamos la bufanda y la bandera del Barça que ha traído el Sebas...sólo nosotros tres.

El silencio y las caras de vergüenza ajena del resto del pub hubieran dado que pensar a más de uno. Afortunadamente, no es nuestro caso.

En ese momento, Sebas tiene una idea. Bueno, en realidad tiene dos. La primera es coger un avión de Ryanair e irnos a Barcelona esa misma noche a celebrarlo (literal). Como os imaginareis aquellos de vosotros que estáis en las “crónicas del ridi” desde el principio, la moción es rechazada por el voto decisorio del abajofirmante. La segunda parece que tiene más sentido: “Dejo a mis padres en casa, cojo la botella de cava, pillamos un taxi y vamos a Trafalgar Square que estará lleno de catalanes celebrando la Liga”. Como no hace falta coger un avión de ryanair para ir a Trafalgar y el entusiasmo del Sebas es contagioso secundo la moción y resulta aprobada.

Llegamos a Trafalgar esperando ver la plaza abarrotada de catalanes celebrando la Liga. Bueno, no andaba del todo descaminado el Sebas. Hay uno. Colega del Sebas.

Como no estamos por la labor de que un detallito de nada nos amargue la fiesta practicamos el ritual: agitado y apertura de botella, regado de los asistentes y trago. Uno por cabeza. Para perder la cabeza de la borrachera. Por desgracia, los bobbies no nos detienen allí mismo. La noche es joven.

Primera parada: Barsolona. Una hora de cola. De reloj. Y cuando estamos los primeros para entrar nos dice el puerta que lo de dentro es un campo de nabos, que nos vayamos haciendo a la idea de que van a dejar a pasar a todo el resto del mundo siempre y cuando vayan con tías antes que a nosotros. Deseándole buenas noches a él y a sus cuarenta padres, nos dirigimos a Tottenham.

Segunda parada: un “hala pues!” me descubre a los ojos de una chica española que está en la puerta de “The Conservatory”. “Sois españoles?” nos pregunta. Parece prudente preguntarle a esta nieta madrileña de Sherlock Holmes que qué tal está el bar. Sólo sonríe y dice que hay chicas. Mola. Pa´dentro. Efectivamente, hay chicas. Y chicos. Y la gente se besa. Las chicas con las chicas y los chicos con los chicos. Dereck se mueve con la capacidad de reacción que le ha convertido en capitán de bares del grupo y descubre que la pinta de cerveza está baratísisisima. Está decidido, ahí nos quedamos. Como si nos culean. A un pound con cincuenta la pinta no nos vamos a andar con mariconadas. O sí. Bueno, vosotros me entendeis. Vosotros también entendeis?? Hay que ver cómo está todo, chica.

Tercera parada: nos han cerrado el bar pero todavía no han cerrado Londres. Ni el “101” de Tottenham Ct. Rd. Y no te cobran entrada. El puerta me pregunta con ganas de hacerse el simpático “tú vienes mucho por aquí, no?”. Empezamos bien. Es la primera vez en mi vida que voy al bar, os lo juro. Se nota que sigo teniendo tirón para los tíos. Como os imaginareis, se me congestiona el pechito de alegría al saberlo.
Ya dentro y a salvo, más pintas. Buen tema. Buena música. Buenas tías. Una de ellas me coge de la pechera y me saca a bailar. Gracias a Dios, también tengo tirón para las tías. Bailamos.
Bailamos.
Bailamos.
Bailamos.
Bueno, ya está bien de bailar. Se va a enterar esta de quién soy yo. Ahiváahiváahivá, que voy. Voy a decirle algo gracioso (no sé, tenía pensado algo como “jelou, mai neim is alberto and ayam from Calatayud” para impresionarla) y en ese momento las seis o siete u ocho pintas trasegadas y el mes y pico de aislamiento con la consiguiente falta de entrenamiento de hablar en inglés me pasan factura. Me bloqueo. No me sale nada. Atino a darle dos besos y ella se queda mirando como “si, ya, y???”.

Y nada, maña. “Alberto, no te puedes hacer esto a ti mismo. A saber cuándo te vuelves a ver en una de estas. Espabila y dile algo gracioso”. Muchos de vosotros no entendereis la presión que en esos momentos tenía sobre mí. Otro de los efectos secundarios de ser un empollón es que tu vida sexual es para todos los públicos. Las últimas semanas de mi vida aquí en Londres pasan delante de mis ojos con lágrimas...y hay menos sexo que en un capítulo de los Teletubbies!!!. Me pudo la presión. Creo recordar que antes de que me dijera a mí mismo la segunda frase la piba ya se estaba enrollando con tío alto con pinta de pakistaní. Los astros se habían alineado para que el Barça ganara la Liga pero para cuando yo quise aprovechar el tirón, los astros habían vuelto a estar donde solían. Donde llevaban bastante tiempo, por cierto. El resto de la noche hace juego con lo patético del momento así que me/os la ahorro. Eso sí, el equipo animando hasta el final. Sebas, apretándome el hombro recuerdo que me dijo:”Ánimo que ésta es tu noche. Esa vuelve (sic)”. Un pesimista, el colega. Yo pensaba “sí, pues cuando se me dé mal la noche no sé qué va a ser esto”. Pero sí lo sabía. Ahí estaba el puerta para recordármelo.
Hala, a cascarla.

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