Monday, June 13, 2005

las cronicas del ridi. inglesa de ojos azules...

Inglesa de ojos azules,
Te puedes ir al carajo,
Que tías mejores que tú,
Las he tenido debajo
(coplilla popular. Anónima)

Hola niños y niñas, miembros de AA (Alcohólicos Anónimos/Albertólicos Anónimos, tachar según corresponda, que aquí hay de todo), en fin, Nosolomaños casi todos:

Mientras vosotros os folgais y solazais en el agradable estío español, yaciendo en el aburrimiento y el tedio de vuestras sencillas y poco atribuladas existencias, algunos nos dedicamos no sólo a levantarnos por la mañana para ir a estudiar a oscuras y silenciosas bibliotecas sufriendo toda clase de penurias y humillaciones, sino también a contaros los momentos más oscuros de esta aterradora experiencia para que sirva de escarmiento y ejemplo de futuras generaciones de infantes españoles.

Yo a estas alturas sólo aspiro a que, el día de mañana, leais a vuestros hijos estas historias y cuando vuestros queridos vástagos se porten mal, y les amenaceis con mandarles a estudiar un Master a Wharton, Harvard o al MIT , los jodíos críos se caguen. Y hagan efepé. Como tiene que ser.

De nada, Reyes, Luismi y Luis. A mandar.

Bueno, pues resulta que como os contaba hace ya muuuuchas crónicas, vivo con una inglesa y una alemana. De la alemana no puedo contar nada, porque la pobre, desde que llegó a esta casa, apenas ha dado señales de vida.

Por desgracia, su comportamiento no ha sido la norma. La inglesa, preocupada porque no tenia amigos (tanto la alemana como yo habíamos demostrado tiempo ha nuestra capacidad para tener nuestras propias vidas), intentó convencerme de que echáramos a la alemana mediante el muy británico método de hacerle de la vida un infierno para:

a) buscar a otra persona que sí pudiera ser su amiga. Moción rechazada ipso facto (vide supra las crónicas del ridi. Queridos Reyes Magos...)
b) meter en la casa a una amiga de una amiga suya que ella creía que podía ser su amiga

Como os imaginareis, la moción fue rechazada porque soy muy buena persona, porque me parecía que eso era cometer un acto abominable, porque la pobre chica no tenía dónde meterse y porque la alemana tenía otra amiga (también alemana) que estaba muy buena, que la ayudó con la mudanza, a la que yo estaba seguro de que podía convencer para jugar a daddies and mommies (y si no, a lo que fuera, aunque fuera al siete y medio) y que desde la mudanza no ha vuelto a aparecer por casa. Ser tan buen estratega y tan buena persona es lo que tiene. Que te inflas a pillar cacho.

La inglesa, ese angelito, no se lo tomó muy bien. Y como además de ser una hija de puta, tiene un coeficiente de inteligencia que deja pequeño al de muchos niños de seis meses, decidió castigarnos. A los dos. Y dejó de hablarnos.

Claro, la alemana y yo nos descojonábamos porque esto vino a ser el equivalente de que de que por una multa de tráfico te regalen un Mercedes SLK. Aquellos de vosotros (mi hermano, Isabel y Paz) que pasasteis por aquí visteis los patéticos esfuerzos de la tarada esa por llamar la atención con su silencio, sus portazos y sus marranerías. Yo, personalmente, si llego a saber desde el principio que se podía vivir aquí sin tener que hablar con ella no hubiera discutido si la dueña me hubiera pedido veinte mil durillos más al año por la habitación.

Y llegaron los exámenes...

Y me tuve que quedar en casa...

Y empezaron a pasar cosas en esta casa...

Básicamente todo aquello de lo que apenas me había dado cuenta durante meses, empezó a estar alrededor mío las veinticuatro horas del día.

La tarada también dejó de limpiar, pero como el resto de los habitantes de esta casa del Gran Mardano nos hemos educado en países civilizados, tampoco tuvo mayores repercusiones.

Por otro lado quiero que conste que me tomé muy bien el hecho de que no limpiara cuando le tocaba. Esta pobre desgraciada no contó con la superioridad que yo disfruto:

- Genéticamente tengo todas las de ganar: soy un tío. Hasta los veintisiete tacos no me enteré de que la bañera había que fregarla. Juro que creía que venían con autolimpiado.

- He sido entrenado por los mejores para situaciones como ésta. He hecho la mili en Melilla en el Ejército español. Al jefe indio con flechitas de goma.
Hubo otras cosas que me molestaron un poquitín más, como que llamara a la dueña del piso a ver si podía echarme (alguna vez os he contado que las señoras mayores se pirran por los tíos jóvenes con gafas que son abogados? Jur jur). Sólo fue necesario utilizar el más pequeño de mis superpoderes, el de mimetizarme completamente con un nieto perfecto para desactivar esa amenaza.

También me llegó a irritar su persistencia en perseguirme por la casa con música mientras yo estaba estudiando, hasta hacer grietas en los cimientos de la casa. Pero ojo, consiguió molestarme de manera indirecta. Como casi todo en esta historia, es bastante patético.

Resulta que yo estudio con cascos y escuchando a Extremoduro y a los Marea. El jeavy bueno de pueblo de toda la vida, vamos. Pero la alemana no. Se dió cuenta ella y la tenía amargadica de la vida. Y desde que me lo dijo, pues yo también, claro.

Pero nadie hicimos nada. Estábamos ocupados con nuestras propias vidas...

Pero todo esto se agravaba porque cuanto más la ignorábamos, más se cabreaba ella. Resulta que la pobrecita necesitaba atención. Pero yo hice un análisis coste-beneficio (che! Que yo hi estudiau en la London School of ECONOMICS. Es que no sé cómo podía vivir yo antes de pasar por esta universidad) y decidí que si lo que le jodía era que la ignoraran se merecía cuarto y mitad de la misma medicina por unos días más. Y además tampoco tenía tiempo para meterme en una guerra de los Rose. Sé que lo disimulo bastante bien, pero yo me he leído trozos de “El arte de la guerra”. Y antes hasta me acordaba de quién lo había escrito. Ya no me cabe nada en el disco duro.

Total, que pasados los primeros dos exámenes y habida cuenta de que el último es un examen a libro abierto, decidí que tenía un poco de tiempo para mis cositas... hombre, ahora nos vamos a divertir todos.

Sinceramente, no tengo ni tiempo ni ganas de entrar en los sucios detalles, pero sólo digamos que le estoy dando una nueva dimensión a las palabras “fucking annoying”, y que de un tiempo a esta parte, en esta casa la gente:
a) se levanta temprano (ya sabeis que sólo me alimento de huevos fritos. Lo que no sabeis es que tengo una alarma anti-incendios súper cuca y súper sensible, que como esté un poco torpe salta que no veas. Ayer por la mañana otra vez, tsche, mecaguen la mar, qué torpe que soy, he vuelto a tocar diana antes de las ocho. Si es que soy de lo que no hay...)
b) para hacer las cosas más sencillas, por ejemplo, ver la televisión, tiene que hacer las cosas más complicadas (si es que, ya lo siento, ya, pero con este vozarrón que tengo el cuarto de estar tendría que ser como el Bernabeu para no molestar a la pobre mientras ve “Eastenders”. Que tonto, que cabeza tengo...).

De todas formas, qué se puede esperar de un tipo que va a cumplir 32 cualquier día y que va a todas partes en bici, a sus años? Pues que sea un inmaduro, claro.

Os acordais que cuando pasé por España en navidades estaba así como que no sabía qué hacer en el futuro, que qué iba a ser de mi vida y todas esas mierdas que cuento al tercer orujo? Bueno, pues aunque tengo que pensarlo bien, es posible que haya visto la luz. Ya sé lo que quiero de mayor. Quiero ver a esta hija de puta en una celda acolchada y cantando nanas en una camisa con las mangas muy largas y atadas por atrás.

Porque tendré cosas mejores que hacer, que si no esta se iba a cagar...

Sed buenos, que si no vendrá el coco.

Pd 1. Como os decía en la última crónica, tengo el último examen en cuatro días. Vamos a poner el tema en pocas palabras. Soy creyente y tengo problemas. Ya he movilizado al aspirante a cura pero no me fío, todavía no le han dado poderes para hablar con el Jefe y conozco lo patanes que pueden llegar a ser los tíos en prácticas (yo estuve dos años. Un milagro que todavía haya algo llamado “sistema financiero español”), así que si alguno os quereis animar a echarme alguna misa en el Pilar, La Seo o asín os lo agradeceré.

Pd 2. esta me la vais a agradecer vosotros a mí. Aquellos de vosotros que tengais cascos y no tengais un jefe cerca dando por el saco, entrad en la página http://www.calicoelectronico.com/. Una puñetera obra maestra.

Pd 3. aún a riesgo de alargar mucho la crónica, os cuento que después del examen de Corporate Governance me sentí ganador, me dio subidónsubidónsubidón y me fui a cortarme el pelo.
Una de mis confidentes me pasó una información sobre una peluquería cerca de Covent Garden que sólo te cobraban doce pounds y medio por cortarte el pelo.
Tuve que matarla para que no le diera esta información a nadie más y cuando escondi el cuerpo allí me fui.

Ahí estábamos los dos. Yo, de Calatayud. La peluquera, de Bagdag.

Aquello parecía un concurso a ver quién hablaba peor inglés. Y reñido, además. Como suele pasar, gané yo.

Ante la falta de comunicación, optamos por el sistema visual. Me sacó una carpeta con fotos de tíos buenos.

A mí que no me jodan, que yo hice lo que todo el mundo. Señalé al que me pareció más guapo.

A día de hoy, y teniendo en cuenta que mis padres vienen en quince días tengo las siguientes opciones:

- decirle a todo el mundo que soy gay, y ahorrarme más explicaciones (me siento como el protagonista del chiste ese que dice “Cuál es la parte más difícil de practicar rollerblade? Contarle a tu padre que eres gay”
- decirle a todo el mundo que pagué cien libras por el puto corte de pelo. También colaría. Aqui son tan gilipollas...
- ponerme una peluca.

Yo no digo que estuviera bien bombardear Bagdag, vale? Que no se confunda nadie. Yo sólo me pregunto, ... sabemos si a los que perseguían eran peluqueros?
Porque desde luego si son todos como la mía, chavales, algo hay que hacer, cojones. Si esto que llevo yo encima de las ideas no es terrorismo, que venga Dios y lo vea.

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